Federico vivía en un apartamento con Karla (su mejor amiga y compañera de oficina). Ante los ojos de las familias de Federico y Karla, ellos sólo compartían el apartamento y sus gastos. Jamás, nadie, podría comprobar lo contrario. Una noche Federico invita a su madre a cenar en su apartamento de soltero. Durante la cena la madre no pudo quitar su atención de lo hermosa que era Karla, la compañera de apartamento de su hijo.
Durante mucho tiempo ella había tenido sospechas de que su hijo tenía relación con Karla y al verla, la sospecha no pudo sino acrecentarse. En el transcurso de la velada, mientras veía el modo en que los dos se comportaban, se preguntó si se estarían acostando.
Leyendo el pensamiento de su madre, Federico le dijo: «Mamá, sé lo que estás pensando, pero te aseguro que Karla y yo sólo somos compañeros de apartamento». Seguir leyendo
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